En tiempos de auge del movimiento feminista, el autor nos presenta a mujeres fuertes (dentro de su época y en su contexto, a partir de la década de los cuarenta del siglo pasado). Mujeres trabajadoras y de carácter, como la tía Sultana, la protagonista Yolanda, y madame Michelle. El caso de las joyas, en una especie de efecto mariposa, cambia la vida de estas tres mujeres y de todos aquellos que las rodean, pero antes, durante, y después del hecho azaroso de los topacios, los brillantes y las esmeraldas, estas mujeres toman decisiones, imponen sus puntos de vista y convencen o persuaden a sus cercanos.
Una historia que atrapa de manera entretenida. Es como si en los inicios de la obra alguien hubiera golpeado un rompecabezas desparramando las piezas, y el lector se pregunta si el puzle se podrá volver a armar. Una intriga que se mantiene hasta la mitad del libro, y desde ese punto, si bien el enigma se resuelve, la tensión se mantiene a partir de las incógnitas que se abren respecto al futuro de los personajes, ya que se crea una expectativa distinta, asociada a los posibles nuevos vaivenes de las piezas, ante ese cambio de escenario.